Los Gigantes de Porto Viejo
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El FBI rompe su silencio sobre el informe de los ovnis en Nuevo México
El FBI ha explicado por primera vez el reporte sobre el presunto avistamiento de ovnis en Nuevo México que, según los ufólogos, podría estar vinculado con el famoso caso del supuesto ovni que se estrelló en Roswell en julio de 1947.
El informe original escrito el 22 de marzo de 1950 por Guy Hottel, entonces director de la división del FBI en Washington, y remitido directamente al legendario director de la oficina Edgar Hoover, fue publicado en internet en 2011 como parte de su programa ‘FBI’s Vault’, o la ‘Bóveda del FBI’, donde se publican miles de documentos desclasificados escaneados, y que ahora están a disposición del público.
El informe, de tan solo una página, es parte de la sección de ‘fenómenos inexplicables’ y ha sido el archivo más visitado por los internautas desde el lanzamiento de la ‘Bóveda’, contando con cerca de un millón de visitas.
El documento registra lo siguiente:
“La siguiente información le fue proporcionada a [ ]
Un investigador de las Fuerzas Aéreas afirmó que los tres denominados como platillos voladores habían sido hallados en Nuevo México. Según su descripción, tenían forma circular con la parte central elevada, y con un diámetro de unos 15 metros. Cada uno de los platillos estaba ocupado por tres seres de un metro de altura vestidos con unas ropas de aspecto metálico y textura fina. Los cuerpos estaban vendados de la misma manera que se vendan los pilotos de aviones de prueba.
Según el informante de [ ], los platillos se encontraron en Nuevo México debido a que el Gobierno tiene allí radares de alta potencia que podrían haber interferido con sus controles de vuelo.
No se hicieron más indagaciones sobre estos hechos por [ ]“.
Muchos ufólogos han relacionado este documento con el famoso caso Roswell y el supuesto hallazgo de cadáveres extraterrestres. Sin embargo, las fechas no dan pie al vínculo establecido entre ambos sucesos, pues el relato de Hottel fue escrito casi tres años después del polémico caso (8 de julio de 1947).
Esta semana, el FBI publicó una nota sobre los hechos detrás del potencial avistamiento de ovnis.
“El memorando de Hottel no prueba la existencia de los ovnis, sino que es simplemente una afirmación de segunda o tercera mano que nunca se investigó. Algunas personas creen que la nota se hace eco de una broma que circulaba en aquel entonces, pero los archivos de la Oficina no tienen información para verificar esa teoría”.
La nota del FBI termina con una frase al estilo de los ‘Expedientes X’: “El misterio continúa”.
5 Mitos sobre las Hadas
Hablar de mitos en torno a las hadas es algo redundante, sin embargo, no hablamos aquí del mitocomo una verdad oculta, sino de los intentos de explicar la supervivencia de ciertas historias a través de un razonamiento lógico, el cual no siempre se construye sobre lo que actualmente consideramos digerible en términos intelectuales.
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Mammón – El Demonio de La Avaricia
Mammón es el demonio de la avaricia, de la codicia y el materialismo. Él, que según el jesuita Peter Binsfeld es uno de los “Siete Príncipes del Infierno”, es el demonio ante el cual se arrodillan todos aquellos esclavos del dinero que habitan en el mundo consumista de la actualidad. Así, más que ningún otro demonio, Mammón reina hoy.
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Mammón el avaro
Mammón es el arquetipo de la avaricia, la codicia y el materialismo, es el demonio que sonríe ante los abusos del capitalismo salvaje, el incremento de la brecha entre ricos y pobres y la servidumbre del alma humana a la sed desmedida por adquirir dinero, ya sea para hundirse en las aguas del hedonismo desmesurado o para rendir culto al vacío trabajando para fantasmas como el estatus o el poder económico. Mencionado por Jesucristo en el Sermón de la Montaña, Mammón es un demonio que no comparte su espacio con los deseos que Dios inspira en el hombre pues, como dijo El Maestro, “no podéis servir a Dios y a Mammón”
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Origen del nombre
Mammón era el dios de las riquezas en el panteón de los fenicios y, ligada a esa posición del dios, estaba la palabra fenicia “mommon”, la cual se traducía como “beneficio” o “utilidad”. Luego, por contacto cultural, pasó a ser una palabra aramea que significaba “riqueza”, a su vez que en hebreo “matmon” significaba “tesoro” y “Mammón” era un nombre que se usaba comúnmente para simbolizar a la riqueza y a la avaricia.
La figura del demonio avaro fue registrada por primera vez durante el Sermón de la Montaña, sermón en el que Jesucristo la usó después de haber advertido sobre la superioridad de acumular tesoros en el cielo en lugar de amontonar dinero y bienes mundanos que la muerte se llevará con ella; así pues, Jesús dejó en claro que nadie podía servir a Dios y a su sed de riquezas (a la que aludió con el nombre “Mammón”); siendo que, en tiempos de Jesús, era común entre los hebreos el simbolizar a las riquezas y al deseo de dinero a través de la figura de Mammón.
Por lo anterior, en el contexto bíblico Mammón viene a ser la personificación de la avaricia y el materialismo, encontrándose en Lucas 16:13 y Mateo 6:24, o también en ciertas traducciones dentro de Lucas 16:9 y Lucas 16:11. Resaltamos lo de las traducciones ya que en unas versiones se ha puesto “Mammón” mientras que en otras se ha hablado de “abundancia deshonesta” o expresiones similares, o de “el dinero” y “las riquezas” en lugar de “Mammón”; aunque, y esto es muy importante, en las versiones griega y hebrea sí se habló de “Mammón”, por lo que resulta claro que Cristo sí personificó a la avaricia en Mammón tal y como se ve en este pasaje de cierta traducción española: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón.» (Mateo 6, 19-21, 24).
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El demonio Mammón
La creencia en Mammón se profundiza durante la Edad Media, época en la que esta entidad recibe el título de “Príncipe de los Tentadores” y se convierte en el demonio de la avaricia, riqueza e injusticia. Es mencionado en repetidas instancias en los textos del obispo y erudito parisense Peter Lombard (1100 a1160), quien lo describe como el demonio de las riquezas. Mientras, los mitos y leyendas colocan a Mammón como el Embajador del Infierno que observa el mundo desde una cueva con riquezas inimaginables.
En el texto La Divina Comedia, su autor Dante Alighieri describe a Mammón durante su visita al inframundo como un demonio lobo, debido a que en la Edad Media los lobos eran asociados con la avaricia. Tal vez Santo Tomás de Aquino lo describió mejor en su metáfora como uno de los pecados capitales: la codicia. “Mammón sale del infierno ayudado por un lobo, para venir al mundo y corromper el corazón del hombre con la codicia”, nos dice Aquino.
Mammón fue categorizado como uno de los tres príncipes del Infierno, únicos subordinados del mismo Lucifer. Esta clasificación fue hecha por la monja visionaria Santa Francesca de Roma (1384-1440), quien por su dedicación a Dios podía ver la maldad en las personas y también tenía visiones sobre los peligros que acechaban al hombre. Es en estas visiones que ella vio al infierno y su corte de nobles: el primero de ellos es Asmodeus, quien es el precursor del pecado carnal; le sigue Mammón, el demonio de la decepción y de la avaricia que gobierna el mundo por medio del dinero; luego está Belcebú, quien domina a través de los idolatras.
Otra perspectiva distinta es la del jesuita Peter Binsfeld, quien en 1589 publica su De confessionibus maleficorum et sagarum, libro en que introduce la idea de siete príncipes del infierno que se asocian con los siete pecados capitales. Allí Mammón es uno de esos príncipes y representa a la avaricia.
En el famoso Diccionario Infernal (publicado en 1863) de Collin Plancy, Mammon no es tan importante ya que es solo un demonio que pertenece al Cuerpo Diplomático y ocupa la función de embajador en Inglaterra.
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Conclusiones
Todo lo anterior nos permite ver con claridad que Mammón es principalmente un demonio de carácter simbólico, una personificación de ciertas tendencias negativas del ser humano. La creencia en Mammón como un demonio real, al haber surgido en una época de superstición, ignorancia y fanatismo como era la Edad Media, puede inducirnos a creer que no es sino una ficción.
Visiones del infierno
El infierno es una idea firmemente arraigada en el imaginario social. No obstante pocos se preguntan cómo es más allá de la imagen del lugar lleno de llamas, diablos y condenados. Solo poquísimos privilegiados han tenido el supuesto privilegio de verlo, y otros de inventarlo de forma memorable. Conozcamos entonces lo que han dicho.
¿Cómo es el infierno?
Por miles de años las enseñanzas religiosas han promovido el temor por la muerte con la incógnita de a dónde van las almas cuando la persona fallece. Los pecadores iban al infierno, un lugar supuestamente ubicado en lo más profundo de la Tierra, donde habitan terribles y malvados demonios. Por mucho tiempo, las personas se han preguntado cómo se ve este lugar.
Muchos profetas, sacerdotes y clarividentes con la habilidad de ver el infierno han tratado de descubrir el terrible lugar. Los escritos sobre el inframundo tienen muchas variaciones, pero solo un elemento es invariable: el fuego infernal, el azufre que se respira en el ambiente y un terrible calor. Otros autores hablan sobre una oscuridad y un crepúsculo que los teólogos usan para describir el cielo y ambiente del inframundo.
A parte de las almas que merodean en el infierno, está el señor del infierno: Satanás, El Príncipe de La Oscuridad que trajo guerreros para pelear contra Dios y mantener el inframundo bajo su control.
En el siglo V, el teólogo San Agustín describió al infierno como un lago de fuego y azufre que fue creado por Dios para castigar a los herejes. Es un lugar que tortura y quema, donde las almas malditas son atormentadas por demonios, un escenario donde, en palabras de Cristo, “el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
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El Viaje de Tundal
En 1149, un monje irlandés, que fue iluminado por Dios para describir el infierno, lo hizo por medio de un manuscrito llamado La visión de Tundalu. La historia trata sobre un caballero que viajó por varios escenarios del infierno con su ángel guardián, quien le dijo que él acabaría allí si no corregía su vida.
Lo primero que Tundal vio fue una gran planicie con piedras y carbones humeantes donde los demonios quemaban a los pecadores. En las brillantes montañas que rodeaban la planicie había monstruos-demonios con ganchos que desgarraban la piel de los herejes. En el infierno, Tundal vio al monstruo de ojos brillantes, Asheron, y cruzó un río de varios kilómetros por un puente cuyo grosor era igual que la palma de una mano, en las aguas de alrededor habían hambrientas criaturas esperando a que Tundal caiga para devorarlo. Al final del camino el caballero se encontró con un ofomnaya, un pájaro con pico metálico que se tragó a Tundal y lo defecó en un lago congelado, en cuyo fondo habitaba Satanás. Cuando el caballero escapó, dejó sus malas costumbres y regaló todo lo que poseía para convertirse en un peregrino.
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La visión de Santa Teresa de Jesús
Santa Teresa de Jesús (también conocida como Santa Teresa de Ávila) era una santa española del siglo XVI. Fue doctora de la Iglesia, mística y escritora, además de fundadora de las “carmelitas descalzas”. Ella nos cuenta que un día estaba orando y, sin saber bien cómo, fue como transportada en mente y espíritu al infierno. Lo que vio fue lo siguiente:
La entrada del infierno era como un “horno muy bajo y obscuro y angosto”, como una especie de largo y estrecho callejón. El suelo estaba lleno de agua y lodo, había mal olor y muchas alimañas perjudiciales. Al fondo había una pared con una concavidad en la que una vez que se entraba se sentía un tormento inigualable, un tormento que no era algo físico: era como “un fuego en el alma” que comportaba un “agonizar”, un “ahogamiento”, una aguda aflicción, una “desesperación interior”; era como si aquello fuera un “estarse siempre arrancando el alma”, un estar en una situación en la que “el alma mesma es la que se despedaza”…
Pero lo más increíble de todo es que, al igual que en ciertas teorías esotéricas sobre los subplanos astrales inferiores, en la descripción de Santa Teresa no se mencionan torturadores, no se habla de demonios infligiendo tormentos; de allí que ella dijera de aquellos suplicios lo siguiente: “no veía yo quién me los daba”.
Por otra parte, en la descripción de Santa Teresa las paredes del infierno son como paredes que aprietan (por la sensación psicológica de encerramiento), y “todo ahoga: no hay luz, sino todo tinieblas oscurísimas”.
Finalmente, la santa nos habla de que había visto “de algunos vicios el castigo”. Nunca dice cuáles fueron exactamente esos castigos; aunque, como para que no pensemos que son castigos físicos, nos dice al final lo siguiente: “ni que los demonios atenazan, ni otros diferentes tormentos que he leído, no es nada con esta pena, porque es otra cosa: en fin, como de dibujo a la verdad, y el quemarse acá es muy poco en comparación de este fuego de allá”
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Las visiones de Sta. Faustina
Sta. Faustina, monja católica de origen polaco que escribió un diario espiritual de más de 600 páginas, cuenta en su diario que un 20 de octubre de 1936 un ángel le mostró el infierno durante su retiro espiritual anual en Cracovia.
Nos dice que el infierno es un lugar lleno de oscuridad, un lugar en el que un fuego espiritual (la ira de Dios) atraviesa constantemente a las almas atormentadas, en el que un terrible hedor impregna todo; un sitio en el que las almas se ven unas a otras (y ven también a los demonios) a pesar de la oscuridad, pudiendo no solo ver su imagen sino la maldad interna que las consume; un lugar en el que Dios está completamente ausente, Lucifer presente y todos los condenados experimentan culpa constante y, tarde o temprano, terminan odiando a Dios y sufriendo el ardor de aquel odio.
Pero eso no es todo, Sta. Faustina nos habla de sitios dedicados a torturas especiales según el tipo de pecado, tormentos sensoriales según el o los sentidos empleados para pecar; cito: “hay cavernas y fosos de tortura en la que cada tipo de agonía es diferente. Yo hubiera muerto con la simple visión de esas torturas, si no hubiera sido porque la omnipotencia de Dios me sostenía
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Fátima y el mar de fuego
Una visión sobre el infierno que no debe ignorarse es la proporcionada por el famoso episodio de la Virgen de Fátima. Por si no se sabe de lo que hablamos, lo de la Virgen de Fátima remite a las visiones que tuvieron de la virgen María tres niños pastores durante seis meses consecutivos, el 13 de cada mes, comenzando el 13 de mayo de 1917 y teniendo a Fatima (localidad portuguesa) por escenario.
Lo que vieron fue recopilado años después en sus Memorias por la Hermana Lucía, persona que fue uno de los tres niños pastores que vieron a María. Cito las palabras de Lucía siendo todo cuanto hay en referencia a aquella visión que, según su testigo, “duró solo un momento”. Veamos: ‹‹… […]…vimos, por decirlo así, un vasto mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas con forma humana. Llevados por las llamas que de ellos mismos salían, juntamente con horribles nubes de humo, flotaban en aquel fuego y caían para todos los lados igual que las pavesas en los grandes incendios sin peso y sin equilibrio, entre gritos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de espanto (debió haber sido este espectáculo lo que me hizo gritar, como dice la gente que así me escuchó). Los demonios se distinguían por formas horribles y repugnantes de animales espantosos y desconocidos pero transparentes igual que carbones encendidos. Esa visión duró sólo un momento…››
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Dos visiones literarias del infierno cristiano:
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El infierno de Dante Alighieri
De acuerdo con el autor, el infierno tiene una forma de embudo que termina en el centro de la Tierra. Este hueco fue producido por un impacto de meteorito, cuando Dios expulsó a Satanás al infierno. En su texto se podía entrar al infierno por un gran portón, al cruzarlo había una extensa planicie donde habían almas gastadas por pecados que no eran de ellos. Después de la planicie estaba el río Asheron que bordeaba todo el infierno.
En este punto del relato, Dante y su guía Virgilio se encuentran con el primer círculo de los nueve círculos del infierno. Cada círculo tenía una categoría para los pecadores, el primero tenía infantes no bautizados. En el segundo estaban los ladrones que violaron el mandamiento “no robar”, y ahora sus almas viajan por el eterno viento. Dentro del tercer círculo estaban los glotones que eran comidos por el perro infernal de tres cabezas, el Cerberus, quien constantemente muerde sus cuerpos sacando pedazos de su carne sebosa. En el cuarto círculo están las almas de las personas egoístas y avariciosas que cargan y arrastran grandes pedazos de piedras. El quinto círculo está en las orillas del río Estigio, allí están las personas molestas e iracundas cuyas lágrimas crean el río. Los que están dentro del río Estigio son los peores pecadores, allí hay una ciudad donde los demonios viven junto con los malvados del mundo. El sexto círculo está compuesto por una planicie llena de tumbas flameantes, las cuales están encendidas con el fuego de los herejes para siempre. Después de la planicie está el río Flegeton, en el que en vez de agua corre sangre hirviendo en la cual flotan las almas de asesinos y violadores. En sus orillas, de acuerdo con Dante, están las almas de los suicidas, quienes crecen en árboles enanos. Este macabro bosque se extiende por todo el desierto donde un ardiente viento quema las almas de aquellos que pecaron contra la naturaleza. El octavo círculo está al fondo de un foso, tiene acantilados y gigantes enterrados y representa al anfiteatro. Sus habitantes son los grandes farsantes (no simples mentirosos): rufianes, seductores, aduladores, estafadores, falsos consejeros, hipócritas, etc…Finalmente, en el último círculo hay un gran palacio (de torturas) y todo es hielo y escarcha: en él habitan los traidores y, en su centro, está un Lucifer de tres cabezas con la mitad del cuerpo bajo el hielo y la otra parte libre mientras mordisquea perpetuamente a Judas (el mayor traidor) con los colmillos de su cabeza central…
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El infierno de John Milton
El poeta inglés describe el infierno con su poema Paraíso Perdido (1667), en su texto el autor indica que no hay una luz visible. Solo hay fuego ardiente que no emite luz. De acuerdo con el autor, la capital del infierno se llama Pandemonium, lugar donde está el palacio de Lucifer en el cual se reúnen él y su corte de ángeles caídos. En el infierno hay varios minerales, en particular el oro, porque tienta a los humanos en la Tierra a cometer terribles crímenes.
En la ciudad, por orden de Lucifer, hay un cuarto para caballeros y una sala de reuniones en un anfiteatro que tiene un tumbado similar a un domo. Todo el palacio de Lucifer está repleto con piedras preciosas que constantemente son limpiadas, además de que tiene numerosos puentes y galerías. El soberano del infierno también es conocido como el “Hijo de la Mañana”. El príncipe de la oscuridad se ha rodeado de demonios para mantener su reinado subterráneo.
Su mano derecha se llama Beelzebub, quien está encargado de enviar epidemias a los humanos. El otro ayudante es Leviatán, una criatura descrita como la serpiente del mar. En los tiempos antiguos, esta criatura ha peleado en varias ocasiones con Dios y algunos teólogos creen que sus fauces son la entrada al infierno. El equivalente terrestre de Leviatán es Behemoth, una gigantesca criatura descrita como un elefante gigante con una gran barriga, el cual es responsable de la glotonería y está encargado de todos los festines del infierno. El siguiente ángel caído al servicio del mal es Asmodeus, el líder de los problemas de la familia y la lujuria, también es responsable de la avaricia humana y los juegos de azar. Cuando se presenta aparece montando un dragón y cargando una espada. Asmodeus tiene tres cabezas: una de toro, una de cordero y una humana; sus patas son de gallo. En el infierno Astaroth es el ministro de finanzas y es el responsable de la pereza humana, usualmente es descrito montando un dragón con una cabeza horrenda y una serpiente en su mano. Mientras que Belial es el ángel caído que protege a los mentirosos e hipócritas.
El Ritual del Exorcismo Católico
El exorcismo está presente en muchas culturas; no obstante no ha existido religión que dé más énfasis a la existencia de los demonios que el Cristianismo ni ritual de exorcismo que haya cobrado tanta importancia como el católico-romano, rito que pocos conocen a detalle y que aquí revelaremos todos sus pormenores.
El ritual del exorcismo católico es algo que ha despertado un gran interés en la cultura popular, dando lugar a películas como El Rito, El Exorcismo de Emily Rose o la famosa trilogía de El Exorcista. Pocos son sin embargo los que tienen un conocimiento sobre qué sucede en el mismo más allá de cuestiones generales como echar agua bendita y recitar oraciones. Y es que, como se podría suponer por sentido común, el exorcismo es en realidad un proceso complejo en el que existen muchos pasos que se deben dar de forma necesaria y oraciones que deben disponerse en cierta secuencia para lograr los efectos espirituales requeridos para la expulsión de El Maligno y sus huestes. Además, algo que no se puede dejar de lado es que muchas de las oraciones empleadas en el exorcismo católico son oraciones que la Iglesia no ha dado a conocer a quienes no están inmersos en ella, oraciones que la gente ni siquiera sabe que existen y que, a pesar de que se encuentran en internet, a muchos ni se les ocurre buscarlas o simplemente no saben cómo encontrarlas. Por ello este artículo, a diferencia de muchos, no pretende exponer generalidades sino más bien esos detalles que pocos conocen y algunos quisieran conocer.
Empezando entonces con nuestro tema, tenemos que el procedimiento del exorcismo católico ha estado, desde 1614, codificado de forma oficial dentro de un documento que se conoce como Rituale Romanum (Ritual Romano). El Rituale Romanum es un texto que habla sobre los diversos sacramentos y otras cuestiones como las exequias, las procesiones, las bendiciones y, desde luego y como ya se dijo, el exorcismo. Como se ve, todas ellas remiten a procedimientos, a prácticas, lo cual evidentemente es inherente al concepto de ritual.
Centrándonos en lo del exorcismo, al menos en teoría está dispuesto que cada diócesis del mundo disponga de un sacerdote facultado para llevar a cabo exorcismos según los parámetros del Rituale Romanum. Es la forma oficial, fuera de lo indicado en el Rituale Romanum al sacerdote no le es dada la potestad de practicar el rito del exorcismo.
Hay sin embargo algo muy importante y es que hace muy poco, apenas en 1999, el cardenal Jorge Medina Estévez presentó de forma pública la nueva versión del Rituale Romanum en la Ciudad del Vaticano. Tal actualización fue el resultado de más de diez años de trabajo y fue aprobado por Juan Pablo II para su uso en todo el mundo. Lo polémico en relación a nuestro tema es que, entre el abanico de cambios, el ritual romano del exorcismo fue modificado a causa de las peticiones de la Conferencia Episcopal Alemana para que el exorcismo fuese eliminado, peticiones estas movidas en gran medida por lo sucedido en el exorcismo de la joven alemana Anneliese Michel: en ese exorcismo la joven murió, los sacerdotes y los padres de la joven fueron enviados seis meses a prisión y se armó todo un escándalo mediático que empañó la imagen de la Iglesia. Como se desprende de lo anterior, el exorcismo no fue eliminado pero si modificado; aunque, y esto debido más que todo a la opinión de un abundante sector del clérigo, en el prólogo a la obra revisada se permitió, para el exorcista que así quisiese, hacer uso del antiguo ritual.
Aquí mostramos por completo lo que es el nuevo ritual del exorcismo. Aunque, si se quieren conocer más detalles como cuáles son las condiciones para realizar el exorcismo o tales o cuales oraciones alternativas a las presentadas en la versión estándar del exorcismo, se puede entonces descargar un pdf en el que no solo se muestra el nuevo ritual sino muchas cuestiones vinculadas al mismo. El link para su descarga es el siguiente: http://www.mediafire.com/?fceie13r27996qv
Finalmente y antes de presentar el ritual, cabe decir que las partes del mismo conformadas por instrucciones se han puesto en negrita y los numerales se han conservado como en el documento original para evitar confusiones que se derivarían de su alteración.
Para acabar, he aquí el poderoso ritual del exorcismo romano, un ritual que cada vez la Iglesia se muestra más renuente a llevar a cabo, un ritual que solo se administra de manera oficial luego de un análisis exhaustivo en el que se ha descartado toda posibilidad de causa natural y se han dado todas las condiciones estipuladas de manera oficial para la catalogación del caso como “posesión demoníaca”:
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NUEVO RITUAL DEL EXORCISMO ROMANO
39. Antes de comenzar el rito del exorcismo, el ministro que ha de ejercerlo debe disponerse adecuadamente, según las circunstancias, diciendo la siguiente oración en secreto:
Señor Jesucristo, Verbo de Dios Padre,
Dios de toda criatura
que diste a tus santos Apóstoles la potestad
de someter a los demonios en tu nombre
y de aplastar todo poder del enemigo;
Dios santo,
que al realizar tus milagros
ordenaste: “huyan de los demonios”;
Dios fuerte,
por cuyo poder
Satanás, derrotado,
cayó del cielo como un rayo;
ruego humildemente con temor y temblor
a tu santo nombre
para que fortalecido con tu poder,
pueda arremeter con seguridad contra el espíritu maligno
que atormenta a esta criatura tuya.
Tú que vendrás a juzgar al mundo por el fuego purificador
y en él a los vivos y los muertos.
Amén.
El exorcista puede añadir también otras oraciones, como por ejemplo “En el nombre
de Jesucristo…” (Apéndice II, 7), “Bajo tu amparo” (Apéndice II, 8), “San Miguel
Arcángel…” (Apéndice II, 9), “Príncipe gloriosísimo…” (Apéndice II, 6).
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Ritos iniciales
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40. El sacerdote exorcista accede al lugar de la celebración, con los ornamentos
adecuados que, según la costumbre será el alba, o el sobrepelliz sobre la
vestidura talar, y la estola morada. Hecha la debida reverencia al altar o, faltando
éste, a la cruz, se encamina a la sede. El sacerdote y los fieles hacen la señal de
la cruz de la manera habitual:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
-Todos responden-
Amén.
Luego el exorcista saluda a los fieles extendiendo las manos:
Dios, Padre omnipotente
que quiere que todos los hombres se salven
esté con todos ustedes.
Todos responden:
Y con tu espíritu.
O bien:
El Señor esté con ustedes.
Todos responden:
Y con tu espíritu.
Entonces, el sacerdote puede preparar al fiel atormentado por el diablo y a los demás
presentes con delicada humanidad a través de breves palabras.
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41. Si fuera oportuno, el exorcista bendice el agua, diciendo con las manos juntas
una de las siguientes oraciones:
Dios, que para la salvación del género humano,
hiciste brotar de las aguas el sacramento de la nueva vida,
escucha, con bondad, nuestra oración
e infunde el poder de tu bendición X sobre esta agua,
para que sirviendo a tus misterios,
asuma el efecto de la divina gracia
que espante los demonios y expulse las dolencias
y así, al ser rociados, tus fieles sean liberados de todo daño;
que en el sitio que será aspegido con esta agua,
no resida el espíritu del mal y se alejen todas las insidias del oculto enemigo;
haz que tus fieles,
manteniéndose firmes por la invocación de tu santo nombre
sean libres de todas las asechanzas.
Te lo pedimos, por Cristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén..
42. O bien:
Dios todopoderoso,
fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo,
bendice X esta agua,
que vamos a usar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados
y alcanzar la ayuda de tu gracia
contra toda enfermedad y asechanza del enemigo.
Concédenos, Señor, por tu misericordia,
que las aguas vivas siempre broten salvadoras,
para que podamos acercarnos a ti con el corazón limpio
y evitemos todo peligro de alma y cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.
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43. Si se hace la mezcla de la sal, en la bendición del agua, el exorcista la bendice diciendo:
Te suplicamos, Dios todopoderoso,
que bendigas ? en tu bondad esta sal creada por ti.
Tú mandaste al profeta Eliseo
arrojarla en el agua estéril para hacerla fecunda.
Concédenos, Señor,
que al recibir la aspersión
de esta agua mezclada con sal
nos veamos libres de los ataques del enemigo,
y la presencia del Espíritu Santo nos proteja siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.
Luego mezcla la sal con el agua, sin decir nada.
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44. Luego, el exorcista, asperge con el agua bendita al fiel atormentado, a los presentes y al lugar, diciendo:
Esta es el agua que Dios ha bendecido.
Que ella sea para nosotros fuente de salvación y de vida.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
-Todos responden-
Amén.
O bien dice el sacerdote:
Que esta agua nos recuerde que hemos sido bautizados
y con ella, hagamos memoria de Jesucristo,
que nos redimió con su muerte y resurrección.
-Todos responden-
Amén.
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Súplica litánica
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45. Después el exorcista, con estas u otras palabras semejantes, se dirige a los
presentes y los invita a la oración:
Queridos hermanos,
supliquemos intensamente la misericordia de Dios
para que movido por la intercesión de todos los santos
atienda bondadosamente la invocación de su Iglesia
a favor de nuestro hermano(a) N.
que sufre gravemente.
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46. Enseguida el exorcista y los fieles, en la medida de las posibilidades, se
arrodillan. Quien preside la celebración u otra persona comienza las letanías.
Pueden agregarse, en el lugar correspondiente, algunos nombres de santos o
santas (por ejemplo, del patrono del lugar, del fiel atormentado, etc.) y también
alguna intención especialmente apta para la situación. Quienes participan se
unen en las respuestas comunes.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por él (por ella).
San Miguel, Gabriel y Rafael, rueguen por él (por ella).
Todos los santos Ángeles de Dios, rueguen por él (por ella).
San Elías, ruega por él (por ella).
San Juan Bautista, ruega por él (por ella).
San José, ruega por él (por ella).
Todos los santos Patriarcas y Profetas, rueguen por él (por ella).
Santos Pedro y Pablo, rueguen por él (por ella).
San Andrés, ruega por él (por ella).
Santos Juan y Santiago, rueguen por él (por ella).
Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, rueguen por él (por ella).
Santa María Magdalena, ruega por él (por ella).
Todos los santos Discípulos del Señor, rueguen por él (por ella).
San Esteban, ruega por él (por ella).
San Lorenzo, ruega por él (por ella).
Santas Perpetua y Felicidad, rueguen por él (por ella).
Todos los santos Mártires, rueguen por él (por ella).
San Gregorio, ruega por él (por ella).
San Ambrosio, ruega por él (por ella).
San Jerónimo, ruega por él (por ella).
San Agustín, ruega por él (por ella).
San Martín, ruega por él (por ella).
San Antonio, ruega por él (por ella).
San Benito, ruega por él (por ella).
Santos Francisco y Domingo, rueguen por él (por ella).
Santos Ignacio (de Loyola) y Francisco (Javier), rueguen por él (por ella).
San Juan María (Vianney), ruega por él (por ella).
Santa Catalina (de Siena), ruega por él (por ella).
Santa Teresa de Jesús, ruega por él (por ella).
Todos los Santos y Santas de Dios, rueguen por él (por ella).
Muéstrate propicio, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De todo mal, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De todo pecado, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De las insidias del diablo, líbranos (líbralo[a]), Señor.
De la muerte eterna, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu nacimiento, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu santo ayuno, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu cruz y tu pasión, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu muerte y sepultura, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu santa resurrección, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por tu admirable ascensión, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Por la venida del Espíritu Santo, Paráclito, líbranos (líbralo[a]), Señor.
Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Tú que por nosotros fuiste tentado por el diablo, ten piedad de nosotros.
Tú que libraste a los atormentados de los espíritus inmundos, ten piedad de
nosotros.
Tú que diste a tus discípulos el poder sobre los demonios, ten piedad de
nosotros.
Tú que sentado a la derecha del Padre intercedes por nosotros, ten piedad de
nosotros.
Tú que vendrás a juzgar a vivos y muertos, ten piedad de nosotros.
Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que nos perdones, te rogamos, óyenos.
Para que nos indultes, te rogamos, óyenos.
Para que nos confortes y conserves en tu santo servicio, te rogamos, óyenos.
Para que eleves nuestras mentes hacia deseos celestiales, te rogamos, óyenos.
Para que concedas a tu Iglesia servirte con plena libertad, te rogamos, óyenos.
Para que le concedas la paz y la verdadera concordia a todos los pueblos, te
rogamos, óyenos.
Para que nos escuches, te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos,
Cristo, escúchanos.
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47. Concluidas las letanías, el exorcista dice, de pie, la siguiente oración:
Señor y Dios nuestro,
a quien pertenece compadecerse siempre y perdonar,
escucha nuestra súplica
para que la compasión de tu misericordia
libere a este servidor tuyo N. (servidora tuya N.)
que está sujeto(a) por las cadenas del dominio diabólico.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos responden:
-Amén-
Todos se ponen de pie.
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48. O bien:
Dios y Padre nuestro,
que nos ves quebrantados por nuestra fragilidad,
te rogamos suplicantes
por este hermano nuestra N. (hermana nuestra N.),
para que apartes de él (ella) el espíritu del mal
y lo (la) restituyas a la plena libertad de tus hijos
para que así, te alabe siempre
con la multitud de tus santos.
Por Cristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.
Todos se ponen de pie.
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Oración con salmos
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49. Después el exorcista puede recitar, según las circunstancias, uno o varios salmos, o bien algunos versículos o estrofas escogidas. Aquí se propone un solo salmo pero pueden añadirse otros, según los textos indicados en el capítulo II. Los salmos pueden ser introducidos con una sentencia neotestamentaria y concluidos con una oración, tal como puede verse a continuación. Quienes están presentes en la celebración pueden participar de los modos acostumbrados en la Liturgia para la oración con salmos.
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50. Salmo 90:
Bajo la protección del Altísimo
Les he dado poder de caminar sobre serpientes y para vencer todas las fuerzas del
enemigo. (Lc. 10,19)
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío».
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Él te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas.
No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Aunque caigan mil a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
tú no serás alcanzado:
su brazo es escudo y coraza.
Con sólo dirigir una mirada,
verás el castigo de los malos,
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
«Él se entregó a mí, por eso, yo lo glorificaré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré;
le haré gozar de una larga vida
y le haré ver mi salvación».
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
R. Tú eres, Señor, mi refugio.
Oración:
Señor, tú eres nuestra defensa y nuestro refugio;
te pedimos que libres a tu hijo(a) N.
de la trampa de los demonios
y de la palabra cruel de los perseguidores.
Protégelo(a) bajo la sombra de tus alas
rodéalo(a) con el escudo de tu fortaleza
y muéstrale la clemencia de tu salvación.
Por Cristo, nuestro Señor.
-Todos responden-
Amén.
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51. A continuación el exorcista proclama el Evangelio; todos lo escuchan de pie.
Puede tomarse también una perícopa de las propuestas en el capítulo II (nn.76-80).
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52. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, según san Juan 1,1-14:
Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
Él no era luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
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Imposición de las manos
.
53. Luego, el exorcista impone las manos sobre la cabeza del fiel atormentado mientras dice:
Hágase tu Voluntad, Señor, sobre nosotros
del modo como todos esperan de ti.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.Envía tu Espíritu y las cosas serán creadas, y renovarás la faz de la tierra.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.Salva a tu siervo(a) que espera en ti, Dios mío.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.Sé para él (ella), Señor, una torre de fortaleza frente al enemigo,
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.Que el enemigo no se aproveche de él (ella), y que el hijo de la impiedad no añada
más dolor.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.Envíale, Señor, tu auxilio y cuídalo desde tu morada.
-Todos dicen-
Señor, ten piedad.
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Símbolo de fe o promesas bautismales
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El exorcista invita a profesar la fe. Si se usa para ello el Símbolo, se invita a recitarlo
con las siguientes palabras:
Profesemos nuestra fe, que es la victoria que vence al mundo.
Si se emplean las renuncias y promesas bautismales, se dice:
Renovemos ahora las promesas de nuestro bautismo, con las cuales, un día,
renunciamos a Satanás y a sus obras y prometimos servir a Dios en la santa Iglesia
católica.
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Primera forma.
Todos juntos recitan el Símbolo:
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
-En las palabras que siguen, hasta “María Virgen”, todos se inclinan.-
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
O bien:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta “se hizo hombre”, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
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56. Otra forma:
Exorcista:
¿Renuncian a Satanás?Todos:
Sí, renuncio.Exorcista:
¿Renuncian a todas sus obras?Todos:
Sí, renuncio.Exorcista:
¿Renuncian a todas sus vanidades?Todos:
Sí, renuncio.Exorcista:
¿Renuncian al pecado, para vivir en la libertad de los hijos de Dios?Todos:
Sí, renuncio.Exorcista:
¿Renuncian a las seducciones de la iniquidad, para que no los domine el pecado?Todos:
Sí, renuncio.Exorcista:
¿Renuncian a Satanás, que es el autor y el príncipe del pecado?Todos:
Sí, renuncio.Exorcista:
¿Creen en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra?Todos:
Sí, creo.Exorcista:
¿Creen en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de la Virgen María,
padeció y fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?Todos:
Sí, creo.Exorcista:
¿Creen en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la Vida eterna?Todos:
Sí, creo.
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57. Luego el exorcista introduce a la oración del Señor diciendo con las manos juntas:
Unidos como hermanos y junto a N., invoquemos a Dios como Jesucristo nos enseñó
para que Él nos libre de todo mal.
O bien:
No sabemos orar como conviene, pero el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad y
Él mismo interpela y ruega a Dios por nosotros. Movidos por el Espíritu digamos
juntos:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos el mal.
Junta las manos y los presentes concluyen la oración aclamando:
Porque tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.
.
.
Señal de la cruz.
58. Luego el exorcista muestra la cruz y, con ella, bendice al fiel atormentado mientras
dice:
Ante la Cruz de nuestro Señor
aléjense de aquí,
todas las fuerzas enemigas.
O bien:
Por medio del signo de la Cruz,
nuestro Señor te libre del enemigo.
O bien:
La santa Cruz sea, para ti, luz y vida.
Soplo.
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59. Si parece conveniente, el exorcista sopla sobre el rostro del fiel atormentado,
diciendo:
Con el Espíritu de tu boca, Señor
expulsa los espíritus malignos,
mándales alejarse
porque se aproxima tu Reino.
.
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Oración del exorcismo
.
60. Luego el exorcista pronuncia la fórmula deprecativa del exorcismo mayor (n.61). Si es oportuno también añade la fórmula imperativa. Otras fórmulas tanto deprecativas como imperativas, se proponen en el capítulo II, nn.81-84
.
61. Fórmula deprecativa:
Dios, creador y defensor del género humano,
dirige tu mirada sobre este siervo tuyo (sierva tuya) N.
a quien formaste a tu imagen
y llamas a ser partícipe de tu gloria.
El antiguo adversario lo (la) atormenta cruelmente,
lo (la) oprime con fuerte violencia
y lo (la) inquieta con cruel terror.
Envía sobre él (ella) tu Espíritu Santo
para que lo (la) haga fuerte en la lucha
le enseñe a rogar en la tribulación
y lo (la) defienda con su poderosa protección.
Escucha, Padre santo,
el gemido de tu Iglesia suplicante;
no permitas que tu hijo (hija)
sea poseída por el padre de la mentira;
no dejes que este servidor (servidora)
a quien Cristo redimió con su Sangre
sea retenido (retenida) por la cautividad del diablo;
impide que el templo de tu Espíritu
sea inhabitado por los espíritus inmundos.
Escucha, Dios misericordioso,
la oración de la bienaventurada Virgen María,
cuyo Hijo, muriendo en la Cruz,
aplastó la cabeza de la antigua serpiente
y encomendó a la Madre todos los hombres como hijos.
Que resplandezca en este siervo tuyo (sierva tuya) la luz de la verdad
entre en él (ella) el gozo de la paz,
lo (la) posea el Espíritu de la paz
y llenando su corazón le dé la serenidad y la paz.
Escucha, Señor. la oración de San Miguel Arcángel
y de todos los ángeles que te sirven.
Dios de todo bien, impide decididamente la acción diabólica;
tú que eres la fuente de la verdad y del perdón,
expulsa las falaces insidias del diablo;
Señor de la libertad y de la gracia,
desata los lazos de la perversidad.
Tú que amas y salvas al hombre
que escuchas paternalmente la oración de los apóstoles Pedro y Pablo
y de todos los santos que con tu gracia vencieron las asechanzas del Maligno.
Libra a este siervo tuyo (esta sierva tuya)
de toda potestad ajena
y custodia la firmeza que necesita.
para que restituido (restituida) a la serenidad espiritual
te ame de corazón y te sirva con sus obras,
te glorifique con sus alabanzas y te celebre con su vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
-Y todos responden-
Amén..
62. Fórmula imperativa
Te declaro anatema, Satanás, enemigo de la salvación humana;
reconoce la justicia y la bondad de Dios Padre,
que, con justo juicio, condenó tu soberbia y tu envidia:
apártate de este siervo (esta sierva) N.,
a quien Dios hizo a su imagen,
colmó con sus dones
y adoptó como hijo (hija) de su misericordia.
Te conjuro, Satanás, príncipe de este mundo:
reconoce el poder y la fuerza de Jesucristo,
que te venció en el desierto,
superó tus insidias en el Huerto,
te despojó en la Cruz,
y resucitado del sepulcro
transfirió tus trofeos al reino de la luz:
retírate de esta criatura N.,
a la cual Cristo al nacer hizo su hermano (hermana)
y al morir lo (la) redimió con su Sangre.
Te conjuro, Satanás, que engañas al género humano,
reconoce al Espíritu de la verdad y de la gracia
que repele tus insidias y confunde tus mentiras.
Sal de N., criatura plasmada por Dios,
a quien el mismo Espíritu marcó con su sello poderoso;
retírate de este hombre (esta mujer),
a quien Dios hizo templo sagrado
con una unción espiritual.
Por eso, retírate, Satanás,
en el nombre del Padre X, y del Hijo X, y del Espíritu X Santo;
retírate por la fe y la oración de la Iglesia;
retírate por la señal de la santa Cruz,
de nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
-Todos responden-
Amén.
Otras fórmulas deprecativas e imperativas que pueden añadirse o cambiarse con
aquéllas que aquí se han indicado, pueden verse en el capítulo II, nn. 81-83.
.
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Acción de gracias
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63. Después de la liberación del fiel atormentado, el exorcista y los presentes entonan el siguiente cántico:
«Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremce de gozo en Dios, mi salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
«Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su Pueblo,
y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor,
como lo había anunciado mucho tiempo antes,
por boca de sus santos profetas,
para salvarnos de nuestros enemigos
y de las manos de todos los que nos odian.
Así tuvo misericordia de nuestros padres
y se acordó de su santa Alianza,
del juramento que hizo a nuestro padre Abraham
de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos,
lo sirvamos en santidad y justicia, bajo su mirada, durante toda nuestra vida.
Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor preparando sus caminos,
para hacer conocer a su Pueblo la salvación
mediante el perdón de los pecados;
gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios,
que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente,
para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte,
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
.
64. Luego el exorcista pronuncia la siguiente oración:
Señor y Dios, creador y salvador de todo hombre,
que a este amado siervo tuyo (esta amada sierva tuya) N.
recibiste con misericordia;
te pedimos que lo (la) conserves con tu providencia
y lo (la) custodies en la libertad que le concedió tu Hijo.
Garantiza, Señor, que el espíritu de impiedad
no tenga poder en adelante sobre él (ella);
ordena, Señor, que lo (la) colmen
la bondad y la paz del Espíritu Santo,
de tal manera que nunca tema al Maligno,
porque el Señor Jesucristo permanece entre nosotros,
Él que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
-Todos responden-
Amén.
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Rito de conclusión
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65. Luego se procede a la despedida. El exorcista, dirigiéndose a los presentes dice con
las manos extendidas:
El Señor esté con ustedes.
-Todos responden-
Y con tu espíritu.
El exorcista bendice a los presentes:
Que el Señor los bendiga y los proteja.
R. Amén.
Haga brillar su rostro sobre ustedes y los bendiga.
R. Amén.
Les descubra su rostro y les conceda la paz.
R. Amén.
Y que la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo X y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
-Todos responden-
Amén.
O bien:
La paz de Dios,
que supera todo lo que podemos pensar,
tome bajo su cuidado los corazones y pensamientos de ustedes,
en el conocimiento y el amor de Dios
y de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén.
Y que la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo X y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
-Todos responden-
Amén.
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66. Si el exorcismo debe ser reiterado, el exorcista reserva la bendición indicada en el n.65 para el final.
APÉNDICE:
Es conveniente presentar la siguiente información para quienes estén interesados en conocer la antigua forma del exorcismo y la vieja versión del Rituale Romanum (Ritual Romano):
- EL EXORCISMO EN EL RITUAL ROMANO ORIGINAL: Ver de la página 269 a la página 286
- LINK DE DESCARGA DEL RITUAL ROMANO ORIGINAL: http://www.mediafire.com/?yllou2q3dxo7ibm
- ESTRUCTURA DEL RITUAL ROMANO ORIGINAL:
- I (caput unicum)
- II DE SACRAMENTO BAPTISMI (Sacramento del Bautismo)
- III DE SACRAMENTO CONFIRMATIONIS (Sacramento de la Confirmación)
- IV DE SACRAMENTO POENITENTIAE (Sacramento de la Penitencia)
- V DE SANCTISSIMO EUCHARISTIAE SACRAMENTO (Sacratísimo Sacramento de la Eucaristía)
- VI DE SACRAMENTO EXTREMAE UNCTIONIS (Sacramento de la Extremaunción)
- VII DE EXSEQUIIS (Sobre las Exequias)
- VIII DE SACRAMENTO MATRIMONII (Sacramento del Matrimonio)
- IX DE BENEDICTIONIBUS (Sobre las Bendiciones)
- X DE PROCESSIONIBUS (Sobre las Procesiones)
- XI DE LITANIAE APPROBATAE (Letanías aprobadas)
- XII DE EXORCIZANDIS OBSESSIS A DAEMONIO (Sobre el exorcismo de los poseídos por el Demonio)
Belfegor – El Demonio de La Pereza
Belfegor es uno de los llamados “Siete Príncipes del Infierno”. Él es el demonio de la pereza y todas las manifestaciones que la acompañan: la desidia, el conformismo, la comodidad que conduce a la inercia de la mediocridad. Conocido también como “El Señor de la Apertura”, Belfegor suele incitar a caminos fáciles y poco éticos.
Belfegor es uno de los llamados “Siete Príncipes del Infierno”. Él es el demonio que encarna el vicio de la pereza y todas las conductas que de ella nacen. De ese modo, Belfegor tienta a los hombres induciéndolos al conformismo, a la parálisis ajena a toda superación personal; o, en tanto que es también un demonio asociado a los descubrimientos y los inventos ingeniosos, Belfegor tienta a los hombres dotados de ingenio implantando en sus mentes ideas de inventos a través de los cuales puedan obtener riquezas fáciles y abundantes en desmedro de lo que sugieren la justicia y la honradez.
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Etimología
El nombre “Belfegor” es el producto de la corrupción del nombre “Ba’al Peor”, el cual era el nombre de un dios moabita al que se adoraba a veces bajo la forma de un falo. Para Leloyer, la etimología de “Belfegor” estaría ligada al hecho de que en ciertas formas de adoración se le rendía culto en cavernas donde, a través de una rendija, se le lanzaban los distintos tributos, siendo así que “fegor” significa “grieta” o “hendidura”, las cuales eran formas de referirse a las rendijas por donde le entregaban los tributos.
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Origen y presencia bíblica
Belfegor se originó a partir del dios asirio Baal-Peor, el cual era un dios que los moabitas adoraban en el monte Fegor, siendo así el Baal[1] del monte Fegor, razón por la cual luego se terminó comprimiendo el nombre del dios y de su lugar de adoración en el nombre “Belfegor”, nombre que con el tiempo daría lugar a la creencia en el demonio Belfegor.
En realidad no puede hablarse de la presencia bíblica del demonio Belfegor o tan siquiera de un ser con nombre “Belfegor”. Esto es así ya que ciertamente lo que aparece es el nombre “Baal-peor” o “Baal el Peor”, pero nunca el nombre “Belfegor”.
Los lugares donde se menciona a Baal-peor en la Biblia son: Números 25, Salmo 106: 27-29, Oseas 9:10 y Deuteronomio 4:3. En todas aquellas menciones se hace referencia a la misma situación en relación a Baal-peor: a saber, se alude al episodio en que miles de israelitas aceptaron la invitación de mujeres moabitas para fornicar en las enormes orgías que se le ofrecían a Baal-peor como parte de los rituales de adoración. Es por ello que luego, cuando a nivel extra-bíblico se originó el demonio Belfegor, aquel estuvo en parte asociado al libertinaje sexual propio de Baal-peor, el ser del cual se derivó.
Acabando este apartado, tenemos que el ejemplo más representativo de la presencia de Baal-peor en la Biblia es el de Números 25; dice así: ‹‹Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor›› (Números 25: 1-5)
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El demonio Belfegor
La Cábala (núcleo del misticismo y esoterismo judío) habla del ser que nosotros conocemos como “Belfegor” bajo el nombre de “El Escudriñador” o “El Disputador”, el cual es concebido como enemigo de la Sexta Sefirot[2], Tiferet (“Belleza” en español). De ese modo, Belfegor es un agente al servicio de la qlifot que se opone a Tiferet; siendo, por consiguiente, un ser que sirve a las energías destructivas de Él Árbol de la Muerte.
Según ciertos demonólogos del siglo XVI el poder de Belfegor se ampliaba en abril. Así mismo, otros demonólogos de aquella época han hablado de Belfegor como un demonio capaz de concebir riquezas a través de inventos o descubrimientos que él implanta en las mentes de ciertos hombres. No obstante, junto a lo anterior está el hecho de que, en la concreción de tales inventos o en la aplicación de aquellos descubrimientos, Belfegor intenta llevar a los humanos por el camino del mal, fomentando principalmente la discordia a partir de la inducción de actitudes éticamente erradas en relación a las formas de adquirir , manejar y distribuir las riquezas derivadas de tales inventos.
Para el cazador de brujas y obispo jesuita Peter Binsfeld, Belfegor es, dentro de los siete príncipes del infierno, el que representa el pecado capital de la pereza (cada príncipe representa un pecado capital). Al menos de esa forma lo describe dentro de su De confessionibus maleficorum et sagarum, libro que fue publicado en 1589 y que ha pasado a ser uno de los puntales de la demonología renacentista.
Ya en el Diccionario Infernal, una obra más reciente de la Demonología publicada en 1863 por Collin de Plancy, se nos presentará al gobierno infernal dividido en cinco grupos: el primero, de príncipes y altas dignidades; el segundo, el de los llamados “ministros de despacho”; el tercero, el de embajadores; el cuarto, el de los encargados de impartir la justicia en el infierno; y el quinto, el de los encargados de las distintas funciones dentro de la gran mansión llamada “Casa de los Príncipes”. Dentro de todas esas categorías Belfegor se encuentra en el grupo de los embajadores y se encarga de representar a las Fuerzas de la Oscuridad en Francia.
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El aspecto de Belfegor
A Belfegor, conocido también como el “Señor de la Apertura”, se lo ha representado de dos formas completamente diferentes. En la primera se lo ha pintado como una mujer joven y bella; en la segunda, que es la forma en que supuestamente aparece cuando se lo invoca, se lo ha representado como un demonio musculoso, de varios metros de estatura, con una barba larga, cuernos, unos pies de lobo y unas garras sucias y largas.
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El culto a Belfegor
Los antiguos rabinos afirmaban de forma despectiva que a Belfegor (al que ellos se referían como “Baal-peor”) se le debía adorar con excrementos en un inodoro, cuestión por la cual muchos pensaron que Belfegor era Crépios, el dios Pedo…
Ciertos estudiosos han creído que, en sus orígenes, Belfegor estuvo asociado al dios greco-romano Príapo, un dios menor de la fertilidad al cual se representaba con un enorme falo siempre erecto. La razón de aquello la vieron en ciertos procesos histórico-culturales de asociación simbólica a partir de los cuales se ligó a Príapo con las connotaciones de libertinaje sexual de Baal-peor y la forma en que se adoraba a veces a Baal-peor (se lo solía adorar bajo el aspecto de un falo).
Por otra parte, en algunos de sus estudios Bainier ha citado a Selden para informar y explicar cómo en ciertas manifestaciones del culto a Baal-peor se ofrecían víctimas humanas y los sacerdotes comían la carne de las víctimas.
Finalmente, en la Alemania medieval de mediados del siglo XII los herejes veneraban al demonio Belfegor (no al dios Baal-peor, aunque para algunos sean la misma entidad en cierta forma) a través de reuniones en casas grandes dentro de las cuales apagaban la luz y luego hacían orgías en las cuales siempre habían abundantes incestos de por medio.
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Belfegor, un símbolo de la misantropía
Como nota final sobre Belfegor, cuenta cierta leyenda que Satanás, intrigado por los rumores que habían llegado a él y sus demonios sobre la existencia de la felicidad conyugal en la Tierra, envío a Belfegor para que indague a profundidad si tal cosa existía. Belfegor, luego de pasar mucho tiempo investigando a los humanos, no solo que llegó a la conclusión de que la felicidad conyugal era un mito sino que, además, llegó a pensar que la naturaleza humana estaba plagada por una negatividad tal que imposibilitaba que se diera la convivencia armónica. Esta historia se ha repetido en algunas obras de la literatura moderna temprana, razón por la cual Belfegor ha llegado a ser un símbolo de la misantropía al representar la actitud de ausencia de fe en esa versión idílica de la naturaleza humana que nos ha vendido el Humanismo y que tanto profesan los filántropos; sujetos que, desde luego, serían lo contrario al misántropo Belfegor…