Mucho antes de que los trasgos de Mizuki simpatizaran con los más pequeños, Sekien Toriyama, uno de los ilustradores más importantes del siglo XVIII, esbozó los yôkai más destacables en una colección de libros muy preciados por los entusiastas de estos seres legendarios. Sin embargo, como he mencionado antes, es gracias a la figura del entrañable mangaka Shigeru Mizuki, un auténtico erudito en el tema sobrenatural y folclórico, que todos estos personajes fueron recuperados y pasaron a poblar las páginas de historias manga y anime que conocen todas las generaciones de japoneses.
En la galería de imágenes adjunta podemos conocer a algunos de ellos, y cabe destacar que Mizuki popularizó estos personajes pintándolos de forma «simpática» y quitándoles gran parte de los detalles más grotescos que pudieran tener. Un ejemplo puede ser el del kappa, un ser acuático con aspecto a caballo entre tortuga y rana, con peinado «a lo monje franciscano» que actualmente tiene fama de ser «simpático» entre los japoneses (portador de buena suerte, un ser débil –se debilita y muere si el agua que lleva en una especie de concavidad en lo alto del cráneo se seca–, le encanta comer pepino…), mientras que la tradición antigua especifica cosas como que puede ser muy peligrosotoparse con uno de estos seres porque, si te atrapa, te sorbe los intestinos a través del ano (!).